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domingo, 25 de marzo de 2012

Los tesoros ocultos de la dieta nipona La gastronomía japonesa entra en la carrera para ser Patrimonio Cultural de la Humanidad

Los tesoros ocultos de la dieta nipona La gastronomía japonesa entra en la carrera para ser Patrimonio Cultural de la Humanidad 
El 'sushi' es solo la punta del iceberg. La cocina japonesa se ha exportado al resto del mundo gracias a sus originales recetas de pescado crudo. Sin embargo, más allá de los 'makis', los 'nigiris' o los 'sashimis' existen más alternativas que desconoce el comensal occidental. Tanta es la calidad, diversidad y originalidad de su gastronomía que el gobierno japonés la propondrá los próximos días como candidata a Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco. Sorprende que todavía el 'washoku', que es como se conoce a la cocina tradicional nipona, no tenga una distinción como la que disfrutan la gastronomía francesa, mexicana, turca y mediterránea. Los japoneses quieren así impulsar todavía más su dieta nacional y hacerla símbolo de la recuperación del país después del terremoto, sobre todo por la desconfianza hacia sus productos alimenticios debido al desastre nuclear de Fukushima.
 El 'washoku' tiene su mayor representación en los lugares más tradicionales del país. Una de las visitas turísticas más desconocidas es el templo Jindaiji, localizado en la ciudad tokiota de Chofu. Además de la importancia del edificio, construido hace 1.300 años y siendo el segundo más antiguo de Japón después del Sensoji, es visitado por ser la cuna de los fideos 'soba'. Estos 'noodles' son un manjar para los japoneses, que dedican un festival en noviembre al plato y ofrecen más de 30 restaurantes especializados alrededor del templo. Están hechos de harina de alforfón (una especie de trigo) y se sirven fríos y sin ningún condimento, ya que el propio sabor de los fideos es más que suficiente para todos los paladares, incluso los más exquisitos.

En la capital de Japón también se puede vivir una experiencia culinaria única al visitar los restaurantes donde sirven el 'chanko-nabe'. Es un cocido con verdura, carne y pescado muy contundente. Y es que debe serlo porque es la dieta diaria de los luchadores de 'sumo'. Estos establecimientos se encuentran fácilmente en los alrededores del Ryogoku, el estadio de 'sumo' de Tokio.
 El arte vegetariano
Hay también otros menús más ligeros. Koyasan, al sur del país, es una ciudad dedicada a la espiritualidad y el budismo. Tanto es así que se puede encontrar un tipo de cocina 100% vegetariana. En los templos 'shojin ryori' se sirven estos platos basados únicamente en verduras, tofu, judías o algas. Los monjes que elaboran estas recetas consiguen texturas y sabores de pescado sirviéndose solo de vegetales.
 En la misma prefectura donde se encuentra Koyasan, se pueden visitar dos de las fábricas más sorprendentes de la gastronomía mundial. La salsa de soja nació en la localidad de Yuasa hace 750 años. Aquí se encuentra Kadocho, la única que produce salsa de soja de manera totalmente artesanal. La empresa, heredada de generación en generación, tiene una antigüedad de 170 años. Muy cerca, en la ciudad de Kainan, está la fábrica de 'sake' Nakano, donde también se elabora artesanalmente esta bebida.
 Éstas, y muchas más, son las credenciales para que la Unesco no tenga dudas a la hora de nombrar al 'washoku' Patrimonio Cultural de la Humanidad. El 'sushi' era solo un aperitivo.
http://www.abc.es/20120325/sociedad/rc-tesoros-ocultos-dieta-nipona-201203250751.html

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